Reflexiones de Pensadores

El amor es ese inconmensurable sentimiento que todo lo puede. El amor por nosotros mismos, por nuestros padres, nuestros hijos, nuestros familiares, pareja o amigos, el amor por la naturaleza y por la vida, el amor por nuestro trabajo, por sentirnos útiles y sumar granitos de arena al mundo… Cualquier amor verdaderamente sano que nos podamos imaginar nos hace rodar y ser mejores.

El magnífico creador de Don Quijote de la Mancha nos deja con la miel en los labios y nos hace plantearnos por qué nunca le pedimos cuentas al amor… Será porque todos sabemos de sus bondades y asumimos que los sentimientos más maravillosos que conocemos están rodeados por él…

Esta es una gran verdad que con frecuencia se nos olvida o confundimos. El verdadero amor no es egoísta, el amor no prima el bien del que lo siente. Un amor sano y sincero está limpio de intenciones.

Volvemos a tener el mismo protagonista como motor del mundo y de nuestro interior. Cuando de amor se trata no se conoce el fracaso, con cada amor nos reinventamos y crecemos.

No se trata de ser correspondido por otra persona, se trata de ser correspondido por uno mismo. El amor propio es el motor de nuestras relaciones y nuestro bienestar.

La capacidad de excitarnos y de disfrutar del placer a través de nuestro cuerpo es indispensable para el bienestar y la plenitud en el ser humano. No es que sea o no sea necesario, no vamos a entrar ahí, pero sí la naturaleza nos ha dotado de esta preciosa capacidad, ¿por qué no hacer uso de ella? El sexo es magnífico.

Hemos cometido el error de pensar que lo aprendido es para siempre sin darnos cuenta de que la vida cambia y nosotros lo hacemos con ella, reconvirtiendo nuestro interior de forma constante.

Eso es porque la vida cambia en un instante y con ella nuestra percepción de que ya vendrán tiempos mejores. El mejor tiempo que tenemos es el presente, pues solo tenemos un camino de ida y desconocemos el destino.

La tentación es la enemiga de la prudencia (o del exceso de ella). Caer en los brazos de lo que deseamos y disfrutarlo es la única forma de evitar el desasosiego que nos produce no tenerlo.

La belleza sabe que es bella pero no puede admirarse, la belleza se creó para ser disfrutada y contemplada. ¡Aprovechemos su existencia!

De la mano que conocimos "El principito" os traemos esta enseñanza. La perfección se alcanza cuando llevamos nuestra mochila cargada del valor incalculable de las cosas inmateriales.

La falta de miras y de ambición es peligrosa, pues nos hace autolimitarnos en nuestras posibilidades y conocimiento. Lo ideal es alcanzar la pluridad.

© copyright Reflexiones de Vida